martes, 18 de febrero de 2014

Una bala



Era toda hermosa como se peina el sol, tenía ojos grandes saltones como el potrillo en la pradera, su sonrisa dejaba ver su dentadura como solo el creador sabe poner para dejar admirado al que la podía observar, su pelo; era como puedes imaginar que junto al color de su piel cualquier cascada podía envidiar, su estatura era de doncella rebuscada para un rey. Ella solo ella podía cautivar al cualquier inmortal.

Se cuidaba mucho, por lo que supe; creía en Dios. Tenía el vivir como agradaba al moralista y hasta el de mal proceder, ella era la admiración de la vecindad.  Supe de jóvenes que la pretendían, pero aquella no miraba a nadie, su vida se concentraba en su fe, familia y estudios; hasta que su corazón se llenó de amor y fue conquistada por el príncipe que la cautivó.

El principio todo era perfumada flor, con bombones de chocolate y princesa de mi corazón. Casi siempre es así en este mundo. Pero al transcurrir el tiempo… uno, dos, tres años se fue lo que se llamaba amor y Ella quedo sola abandonada por el que fue razón de vivir.

Con los días se recuperó, pero no era la misma; no había hermosura, la luz de su rostro ya no estaba, la alegría de su hermosura se podía ver de vez en cuando, dejo de ser la admiración del lugar, porque se decía que todo mortal que la pretendía la podía tener. Ella dejó todo lo que quería incluyendo a Dios.

Un día me preguntaron. ¿Te acuerda de la preciosa flor...? Claro de que...

Murió y no solo ella porque un hijo que tuvo lo mató una bala loca que traspasó  el zinc de la casa donde vivían los abuelos del niño cuando dormían. ¿Qué?  Y Ella. ¿De qué murió?   De. De. De sida…

Fue doloroso para mí, porque pienso ¿Qué bala es más potente para matar?

Cuídate del Sida. Sed fiel a Dios y a la pareja  que te dió y si aún no te has casado, pide al todo poderoso que te ayude a encontrar la que ha de vivir contigo hasta que la muerte los separe.

En este mundo hay bala disparada por el mal buscando los insensatos para matar.

Busquemos sabiduría en el que la da abundantemente y sin reproche. y que.


Dios te bendiga. 






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